Las lesiones en la médula espinal ocurren generalmente en asociación con fracturas o luxaciones de la columna. Las caídas o los accidentes de tráfico son las causas más frecuentes. La médula puede escapar a la lesión en el momento de producirse una fractura espinal, pero el transporte sin cuidado del accidentado puede producir daños a la médula espinal.
Las manifestaciones de la lesión en la médula espinal pueden incluir varios grados de parálisis, p6érdida del conocimiento e incapacidad para controlar la vegija y el intestino.
En los casos en que se ha producido una parálisis completa y pérdida de todas las sensaciones, las esperanzas de recuperación son escasas. La conservación de algún grado de función de la médula espinal, aunque sea ligera, hace que las probabilidades sean mucho mejores que cuando se ha perdido toda función. Si persiste la evidencia de interrupción completa de médula espinal durante más de unos días, es improbable que se produzca alguna mejoría. La regeneración de las fibras divididas no tiene lugar en la médula espinal.
En la mayoría de los casos de lesión de médula espinal, la operación suele ser inútil. Existen excepciones, pero como norma, todo lo que puede hacerse es dictar las medidas ortopédicas para tratar la fractura o dislocación espinal. La reducción de la fractura, para alcanzar la estabilidad, y el alineamiento normal de los huesos, quizá requieran tratamiento quirúrgico.
La forma de tratar a un paciente que permanece paralizado es un problema complejo, pero tras un adiestramiento prolongado, es posible rehabilitar a muchos desafortunados parapléjicos, en forma que les sea posible valerse algo por sí mismos, y que puedan llevar de nuevo una vida razonablemente normal y útil.
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